San Juan Apocaleta



Difundid Señor, benignamente vuestra luz sobre toda la Iglesia, para que, adoctrinada por vuestro Santo Apóstol y evangelista San Juan, podamos alcanzar los bienes Eternos, te lo pedimos por el Mismo. JesuCristo Nuestro Señor, Tu Hijo, que contigo Vive y Reina en unidad del Espíritu Santo, Siendo DIOS por los Siglos de los siglos.












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martes, 14 de julio de 2015

Escrito del P. Basilio Méramo: ¿TEXTOS OLVIDADOS, IGNORADOS O DESCONOCIDOS?


Parece que Monseñor Williamson desconoce o tiene relegado en el cajón del olvido estos textos de Monseñor Lefebvre:

“Nos encontramos verdaderamente frente a un dilema gravísimo, que creo no se planteó jamás en la Iglesia: que quien está sentado en la Sede de Pedro participe en cultos de falsos dioses; creo que esto no sucedió jamás en toda la historia de la Iglesia. ¿Qué conclusión deberemos quizás sacar dentro de algunos meses ante estos actos repetidos de comunión con falsos cultos? No lo sé. Me lo pregunto. Pero es posible que estemos en la obligación de creer que este Papa no es Papa. No quiero decirlo aún de una manera solemne y formal, pero parece, sí, a primera vista, que es imposible que un Papa sea hereje pública y formalmente”. (Sermón del domingo de Pascua del 30 de Marzo de 1986 en Ecône).

“Queridos amigos, ¡pudieron, durante las vacaciones, reflexionar sobre el sermón del domingo de Pascua! (…). Entonces el problema se plantea. Primer problema: la communicatio in sacris. Segundo problema: la cuestión de la herejía. Tercer problema: ¿el Papa es aún Papa cuando es hereje? ¡Yo no sé, no zanjo! Pero pueden plantearse la cuestión ustedes mismos. Pienso que todo hombre juicioso debe plantearse la cuestión. No sé. Entonces, ahora, ¿es urgente hablar de esto? Se puede no hablar, obviamente. Podemos hablar entre nosotros, privadamente, en nuestras oficinas, en nuestras conversaciones privadas, entre seminaristas, entre sacerdotes. ¿Es necesario hablar a los fieles? Muchos dicen: No, no habléis a los fieles. Van a escandalizarse. Eso va a ser terrible, eso va a ir lejos. Bien. Yo dije a los sacerdotes, en París, cuando los reuní, y luego a vosotros mismos, ya os había hablado, les dije: creo que, muy suavemente, es necesario, a pesar de todo, esclarecer un poco a los fieles. No digo que sea necesario hacerlo brutalmente y lanzar eso como condimento a los fieles para asustarlos. No. Pero pienso que, a pesar de todo, es una cuestión precisamente de fe. Es necesario que los fieles no pierdan la fe. Estamos encargamos de guardar la fe de los fieles, de protegerla. Van a perder la fe… incluso nuestros tradicionalistas. Incluso nuestros tradicionalistas no tendrán ya la fe en Nuestro Señor Jesucristo. ¡Ya que esta fe se pierde! Se pierde en los sacerdotes, se pierde en los obispos”. Y más adelante, ante el interrogante de crear un cisma, Mons. Lefebvre responde: ¿Pero quién hace cisma? ¡No soy yo! Para hacer cisma es necesario dejar la Iglesia. Y dejar la Iglesia, es dejar la fe, en primer lugar. ¿Quién deja la fe de la Iglesia? La autoridad está al servicio de la fe. Si ella abandona la fe, es ella quien hace cisma. Entonces no somos nosotros quienes hacemos cisma”. (Conferencia Espiritual en Ecône del 15 de Abril de 1986).

Con estos dos textos se tiene claro que la cuestión de la Sede Vacante se plantea en Monseñor Lefebvre; y no es lo mismo en el 79 que en el 86, los mismos acontecimientos lo llevan a manifestar más abiertamente su parecer. ¡Qué no diría hoy!

Hay otros textos más que nos redondean el panorama:

“Por supuesto se podrá objetársenos: ¡Es necesario, obligatoriamente, salir de la Iglesia visible para no perder al alma, salir de la sociedad de los fieles unidos al Papa? No somos nosotros, sino los modernistas quienes salen de la Iglesia. En cuanto a decir ‘salir de la Iglesia visible’, es equivocarse asimilando Iglesia oficial a Iglesia visible. (…) ¿Salir, por lo tanto, de la Iglesia Oficial? En cierta medida, sí, obviamente”. (Fideliter n° 66 Nov.-Dic. de 1988).

“Son cosas que son fáciles de decir. Ponerse dentro de la Iglesia, ¿Qué es lo que eso quiere decir? En primer lugar, ¿De qué Iglesia se habla? Si es de la Iglesia conciliar, sería necesario que nosotros, quienes luchamos contra ella durante veinte años, porque queremos la Iglesia Católica, volviésemos a entrar en esa Iglesia conciliar, para supuestamente volverla católica. ¡Es una ilusión total! (…) Es increíble que se pueda hablar de Iglesia visible en relación a la Iglesia conciliar y en oposición con la Iglesia Católica que nosotros intentamos representar y seguir (…) Obviamente estamos en contra de la Iglesia conciliar, que es prácticamente cismática, incluso si no la aceptan. En la práctica es una Iglesia virtualmente excomulgada, porque es una Iglesia modernista”. (Fideliter n° 70 Jul.-Ago., 1989).

El siguiente texto ha sido fraudulentamente suprimido (en la edición argentina del libro Itinerario Espiritual, Fundación San Pio X, Bs. As. 1991) por el P. Guillermo Deviller, liberal como toda su familia y además hoy un furibundo acuerdista: “Esta apostasía convierte a sus miembros en adúlteros y cismáticos, opuestos a toda tradición, en ruptura con el pasado de la Iglesia y, por lo tanto, con la Iglesia de hoy en la medida en que permanece fiel a Nuestro Señor Jesucristo. Todo lo que sigue siendo fiel a la verdadera Iglesia es objeto de persecuciones salvajes y continuas”. (Itinéraire Spirituel, ed. Séminaire Saint Pie X, Econe 1990, p.70-71).

“La Iglesia, ha dejado de ser la Iglesia católica”. (La Misa Nueva, ed. Iction, Buenos Aires, 1983, p.97).

“Entonces nosotros no somos de esa religión. No aceptamos esa nueva religión. Nosotros somos de la religión de siempre, la religión católica, no somos de esta religión universal como la llaman hoy en día. (…) No podemos aceptar esas cosas. Es contrario a nuestra fe. Lo lamentamos infinitamente”. (La Iglesia Nueva, ed. Iction, Buenos Aires, 1983, p.106).

Y refiriéndose al Papa de esa época (Pablo VI) Mons. Lefebvre dice:“Y como sucesor de Pedro, debe transmitirnos la fe de sus predecesores. En la medida en que no nos transmite la fe de sus predecesores, ya no es sucesor de Pedro entonces se convierte en una persona que se separa de su cargo, que reniega de su cargo, que no cumple con su cargo”. (Ibídem p.177).

“En la medida que el Papa se aleja de esta tradición, se volvería cismático, rompería con la Iglesia. Los teólogos como San Belarmino, Cayetano, el Cardenal Journet y muchos otros, han estudiado esta eventualidad. No es pues una cosa inconcebible”. (Ibídem, p.124).

“Este concilio representa, tanto a los ojos de las autoridades romanas, como a los nuestros, una nueva Iglesia a la que por otra parte llaman ‘la Iglesia conciliar’. Creemos poder afirmar, ateniéndonos a la crítica interna y externa del Vaticano II, es decir,
analizando los textos y estudiando los pormenores de este concilio, que éste, al dar la espalda a la tradición y al romper con la Iglesia del pasado, es un Concilio cismático. Se juzga al árbol por sus frutos”. (Ibídem, p.124).

Claro está (dicho sea de paso) que según Monseñorcito… hay ahora un árbol medio bueno y medio malo, que da frutos medio buenos y frutos medio malos. ¡Eureka Eleison!
“Todos los que cooperan en la aplicación de este trastrocamiento, aceptan y adhieren a esta nueva ‘Iglesia Conciliar’ –como la designa Su Excelencia Mons. Benelli, en la carta que me dirige en nombre del Santo Padre, el 25 de Junio último–, entran en el cisma”. (Ibídem, p.125).

“La Verdad no nos pertenece, no le pertenece más al Papa que a mí. Él es el servidor de la Verdad como yo debo ser el servidor de la Verdad. Y si llegara a suceder que el Papa no fuera ya servidor de la Verdad, ya no sería Papa”. (Ibídem, p.150).

P. Basilio Méramo
Bogotá, 14 de Julio de 2015